¿Sabéis esto que dicen de que la primera impresión es la que vale? Pues yo no estoy muy de acuerdo. ¿Por qué? Os preguntaréis. Pues muy sencillo, porque en mi caso lo primero que ve la gente es mi…¡SUPERSILLA!
Algo que entiendo, ya que es muy molona. Pero, ¿sabéis qué? Que me gustaría que la gente me viera primero a mi, por eso me he atrevido a dar el paso de contaros mi día a día.
No puedo empezar este blog sin contestar a la pregunta que más me hacen. «¿Pero a ti, qué te ha pasado? ¿Por qué vas en silla?«
Bueno, sabed que hasta los 16 años no había tenido ningún problema de salud, pero en un ensayo de jota (sí, ¡soy Jotera!), me lesioné la rodilla derecha. Poco a poco, esa lesión hizo que empezara con una enfermedad neurológica que me dejó la pierna sin circulación, provocándome dolor crónico (mi compañero de viaje, como suelo llamarlo), osteoporosis y, con el tiempo, problemas de movilidad en ambas piernas.
Con cada invierno, la enfermedad fue a más hasta que un día fui a levantarme y no pude. Además, durante el proceso, empecé con una lesión medular, algo que no ayudó para nada en el proceso.
Eso sí, gracias a todo lo anterior, me he convertido en la mujer independiente y luchadora que soy ahora. Por todo esto, por las situaciones tan marcianas que vivo a diario y por muchas otras cosas, es por lo que lucho y por lo que estoy dispuesta a compartir mi experiencia (y por consiguiente mi vida).
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¡Muchos besicos y Feliz día!